MEDITACIÓN :: 02 :: Habitar el presente
‘Habitar el presente‘
En estas primeras lecciones puede ser bueno repasar una serie de consideraciones que nos pueden ayudar y acompañar en el propósito de establecer una rutina de meditación.
La meditación es una práctica EXPERIENCIAL: aunque tenemos apego a conocer desde la parte más racional, ese componente teórico es muy limitado y donde realmente vamos a aprender a meditar es en la experiencia y la práctica.
Se trata de conocer desde un equilibrio entre la actividad de nuestra mente y la propia experiencia. En general solemos darle a la mente mucho poder hasta el punto de dominar nuestro día a día. Hay un fuerte apego a estas construcciones mentales porque nos dan seguridad.
Sin embargo, el hecho de observar, saliendo del «automatismo» y economía de lo que ya hemos elaborado, nos da un espacio de libertad para escoger.
Cuando meditamos cultivamos esta relación con lo que ocurre EN EL PRESENTE con aspiración a percibir con la mayor claridad posible. Toda esta información es una oportunidad de conocer,
A través de la observación del cuerpo podemos ir generando una primera aproximación a nuestra experiencia DEL MOMENTO. Podemos observar los detalles de cómo establecemos la postura, y cómo en la postura estamos conectando con nuestra intención.
La postura inicial nos ofrece un espacio de observación para percibir. Hay un primer paso de relajar tensiones porque confío en el apoyo que me sostiene y puedo ir percibiendo fuerza en mi cuerpo que no necesito. También percibo la necesidad de una ligera acción en la base de mi columna, para mantener un estado activo, sin dejarme llevar por la laxitud.
Observar nuestra respiración es una aproximación inicial a cómo sentimos el cuerpo y cómo la inhalación y exhalación me establecen en el presente.
La fuerza y tensión de nuestro cuerpo, la posibilidad de intervenir para percibir la diferencia en su tono, o la decisión de no actuar para simplemente observar resultan un buen punto de partida para conectar con la PRESENCIA sin nada que conseguir y nada que hacer, simplemente ESTAR.
Esta capacidad de percibir el presente a través del cuerpo o la respiración se puede convertir en un ANCLA para cuando nuestra atención se disperse.