MEDITACIÓN :: 11 :: MINDFULNESS: elegir enfocar nuestra atención
‘MINDFULNESS: elegir el foco de tu atención’
En el entrenamiento de mindfulness hemos ido haciendo observación del cuerpo, de nuestra respiración (una forma sencilla de observar el cuerpo en un movimiento no dirigido), sensaciones, emociones y los pensamientos. En la práctica anterior (nº10) observamos el espacio entre los pensamientos como una forma de ‘refinar’ esta percepción. Seguimos por este camino, por la vía de ir «jugando» con el foco de nuestra atención, y una de las formas de perfeccionar este foco es tener la capacidad de ELEGIR.
ELIGIENDO donde posamos nuestra mirada y nuestra atención; al llevar nuestra atención a diferentes elementos o lugares, estamos cultivando la capacidad de escoger estar en el presente y salir del modo automático de dejarnos llevar.
Nos cuesta mucho enfocar de manera selectiva porque estamos continuamente bombardeados por estímulos y porque nuestra mente elabora la anticipación o la preocupación de acontecimientos presentes o pasados, como un modo de protegernos (en lo que ahora mismo entendemos como algo importante para nuestra supervivencia… como una elaboración mental que nos lleva a identificar algunas circunstancias como un peligro real).
Uno de los efectos inmediatos de practicar mindfulness es el «descanso» de la mente y esto suele ocurrir porque al enfocar la atención se ralentiza este ritmo vertiginoso de la elaboración mental. Por eso hay quien lo experimenta como si fuese algo similar a «detener» la mente. Realmente no la paramos ni es el objetivo, pero a veces se confunde… No queremos realmente conseguir eso, pero es un efecto porque toda la vorágine de ruido y de distracciones se «queda fuera» y aparece un espacio de calma, de orden en nuestra mente que nos sienta bien porque es como un «respiro».
A medida que entrenamos enfocar y elegir el objeto de nuestra atención vamos generando un hábito que consiste en darnos cuenta de que nos despistamos y la atención «se va» y la enfocamos de nuevo. Esta labor de «darnos cuenta» de que la atención se ha ido a otra cosa y reconducirla al objeto elegido nos genera mucho esfuerzo al comienzo, por eso parece que «meditamos mal» y tenemos la impresión de que no lo conseguimos. Realmente no hay nada que conseguir, porque es justamente ese proceso, el estar ahí dirigiendo una y otra vez la atención a su foco, lo que queremos hacer y hacemos al meditar.
Audio de la INTRODUCCIÓN:
Audio de la PRÁCTICA: observar pensamientos
[código: +2aJSt?v]